viernes, 30 de enero de 2009

EL VERDADERO AVIVAMIENTO

Avivar: excitar, animar, hacer más intenso. Hacer que arda más el fuego. Cobrar vida, vigor.
Avivamiento: acto de avivar; condición de ser avivado. Una restauración del uso, la aceptación, la actividad o el vigor después de un periodo de oscuridad o latencia.

“El avivamiento es un rio poderoso y las Escrituras son su cauce. Cuando el rio se sale de su cause puede causar un gran daño, pero si se mantiene en su cauce puede hacer un gran bien”.
Thomas M. Zimmerman
Base Biblica:
No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal. 1 Tesalonicenses 5:19-21
Tres preguntas que debemos hacernos siempre que el tema del avivamiento suba como las aguas contra su cauce:

¿Es Jesucristo exaltado?
El propósito del Espíritu Santo es atestiguar sobre Cristo y condenar el mundo por el pecado, la justicia y el juicio venidero. Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. (Juan 15:26, 16:8). Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. (Juan 16:8) A la iglesia de Corintios, que se había enamorado excesivamente con manifestaciones carismáticas, el apóstol Pablo les recordó que: Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. (1 Corintios 2:2)
Así, el foco de cualquier avivamiento duradero siempre debe estar en Jesús. El Espíritu Santo no ha venido glorificarse a si mismo o ninguna personalidad humana o angelical.
¿La palabra de Dios es proclamada?
Cada avivamiento con efecto duradero se ha arraigado en la predicación de la palabra de Dios. Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. (Hechos 4:31; 5:42) Crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe. (Hechos 6:7) Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. (Hechos 8:4) Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. (Hechos 11:1) Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios…(Hechos 13:46ª) Y Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos. (Hechos 15:35) Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. (Hechos 17:11) Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios. (Hechos 18:11) Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús. (Hechos 19:10)
Una prueba doctrinal para cualquier avivamiento es si el contenido de la predicación es igual que el de Jesús y de los apóstoles. La palabra de Dios está por encima de los puntos de vista personalistas. Cualquier avivamiento bíblico debe “contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3). Si se está proclamando una supuesta verdad que no se puede encontrar en las Escrituras, entonces esa proclamación viola el aviso específico de las Escrituras de que la fe que “ha sido dada una vez”, y tal proclamación también se desvía tanto de la fidelidad de los apóstoles para predicar la palabra y de la dedicación de la iglesia primitiva en la doctrina de los apóstoles.
William J. Seymour y otros fueron criticados agudamente por su insistencia respecto a “comprobar todo por la palabra” durante el avivamiento en la calle Azuza de San Francisco. Seymour respondió a estas críticas en la aplicación de septiembre de 1907 de la fe apostólica: “Estamos midiendo todo por la palabra, cada experiencia la debemos medir a partir de la Biblia. Algunos dicen que vamos demasiado lejos, pero si hemos vivido demasiado cerca de la Palabra, aclararemos eso con el Señor cuando nos encontremos con él en el aire.”
Las manifestaciones milagrosas nunca son la prueba de un avivamiento verdadero; la fidelidad a la palabra de Dios es la prueba. Jesús dijo que muchos que harían milagros en su nombre e incluso echarían hacia fuera a demonios, pero que él no los conocería (véase Mateo 7:15 - 23).
A los Gálatas, Pablo les escribe: Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. (Gálatas 1:8). Pablo también nos advierte: Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal, y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios. (Colosenses 2:18-19) Y Pedro nos advierte que: Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme. (2 Pedro 2:1-3)
Recuerde, el mensaje debe ser examinado siempre. Si el mensaje y el mensajero se alinean con la palabra de Dios, entonces el avivamiento está en terreno firme y puede ser abrazado. Si no, entonces aun cuando los milagros y las manifestaciones ocurren, estos deben ser evitados.

¿Se está bautizando a la gente en agua para arrepentimiento del pecado y en el Espíritu Santo?
Arrepentimiento se ha llamado la primera palabra del evangelio porque es la respuesta inicial al llamado de: Juan el Bautista. En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. (Mateo 3:2)
b. Jesús: Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. (Mateo 4:17)
Los 12 discípulos: Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen. (Marcos 6:11) Jesús después de su resurrección: Y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. (Lucas 4:47) Pedro: Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. (Hechos 2:38) Pablo: Sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. (Hechos 26:20)
Con el arrepentimiento viene el bautismo en agua y en el Espíritu Santo. Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. (Hechos 2:28-39)
A menos que estos acontecimientos iniciativos de la vida cristiana ocurran junto con del la obra de santificación del Espíritu, conduciendo entonces a una vida santa; los milagros, las muchedumbres y el entusiasmo disminuirán rápidamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario